Presentamos un amplio y exhaustivo estudio sobre la capacidad de la musicoterapia para mejorar la comunicación y la conectividad auditivo motora en pacientes pediátricos con Trastorno de Espectro Autista (TEA).

El Trastorno de Espectro Autista (TEA) es una condición del neurodesarrollo, con fuerte influencia genética, que se caracteriza por dificultades para la comunicación social y de conducta. Éstas son algunas características que pueden presentar pero cada una de ellas así como su gravedad pueden variar en cada persona con TEA:

  • dificultad para socializar y relacionarse.
  • acciones repetitivas.
  • evitar el contacto visual.
  • utilizan pocas expresiones faciales.
  • dificultad para adaptarse a cambios de rutina.
  • dificultad en la expresión de sentimientos y emociones y comprender los de los demás.
  • tener intereses obsesivos.
  • les gusta más jugar solos.

Suele diagnosticarse entre los 4 y 6 años pero no hay un tratamiento claro para este trastorno. Por ello se buscan soluciones psicosociales y conductuales. La musicoterapia puede ayudar en este ámbito potenciando la neuroplasticidad y así se ha demostrado también en otros ensayos controlados aleatorizados anteriores (pueden consultarse otros dos estudios en nuestra misma web).

Aunque durante la mayor parte de la investigación que aquí presentamos se menciona la palabra “música” como elemento beneficioso para las personas con TEA y no explicitamente “musicoterapia”, al final del mismo sí se menciona a esta disciplina y al musicoterapeuta que la implementa. Por ello hemos incluído este estudio en nuestra revisión de investigaciones en musicoterapia.

El  estudio que aquí presentamos se realiza entre abril y diciembre de 2016 en Montreal (Canadá). Para ello se establecen 2 grupos de participantes de entre 6 y 12 años. Cada grupo es evaluado, antes y después de la intervención, sobre comunicación social y conectividad funcional en estado de reposo de las redes cerebrales fronto-temporales.

Se realizan sesiones individuales de musicoterapia de 45 minutos cada una. Una sesión semanal, con un enfoque centrado en el paciente, durante un período comprendido entre 8 y 12 semanas. En estas sesiones se utilizan instrumentos musicales, canciones y señales rítmicas para trabajar la comunicación, la toma de turnos, la integración sensoriomotora la idoneidad social y la interacción musical.

Las sesiones del grupo control se basan en el juego para control de factores no específicos como tratamiento de expectativas, compromiso emocional o interacción con el terapeuta.

Se utiliza la neuroimagen para la obtención de datos, antes y después de cada intervención.

El análisis de resultados muestra una mayor puntuación en los participantes que reciben intervención en musicoterapia. Mayor puntuación referida a comunicación y también en la conectividad funcional del cerebro (entre las regiones auditiva y subcortical y las regiones auditiva y fronto-motora). En cambio, en los participantes que reciben intervención en musicoterapia la conectividad cerebral fue menor entre las regiones auditiva y visuales.

Este extenso estudio proporciona la primera evidencia de que la intervención individual en musicoterapia durante un período comprendido entre 8 y 12 semanas puede mejorar la comunicación y la conectividad cerebral en pacientes pediátricos con TEA.

Artículo publicado por M. Sharda, C. Tuerk, R. Chowdhury, K. Jamey, N. Foster, M. Custo-Banch, M. Tan, A. Nadig y K. Hyde en 2018.

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