El Dr. Juan Carlos Trallero Fort es médico de familia, máster en cuidados paliativos y postgrado en acompañamiento espiritual. Actualmente trabaja como docente-formador por cuenta propia y para otras instituciones acerca de temas relacionados con el final de vida y la enfermedad avanzada. También es consultor de cuidados paliativos en Suanity. Fundador y presidente de la Fundación Paliaclinic, que da soporte y acompañamiento a personas en situación de final de vida o enfermedad avanzada y con vulnerabilidad social. Ha escrito varios libros relacionados con el final de vida, como por ejemplo Historias con alas, Sueños cumplidos al final de la vida, Destellos de luz en el camino, ¿Morirme yo? No, gracias, El oscuro camino hacia la luz o El filósofo y el médico, entre otros.
Ante todo, muchas gracias por aceptar esta entrevista. Para empezar, ¿Conoce la musicoterapia?
Sí que la conozco, pues sé que en el ámbito de los cuidados paliativos es una disciplina que puede tener una gran utilidad y ese es mi ámbito de trabajo desde hace casi 20 años.
¿Cree que la Musicoterapia puede ser beneficiosa a los pacientes y/o familiares de su área?
Sí que lo es. Es una vía de acceso directa a las emociones del enfermo, saltando las barreras que la palabra o el nivel cognitivo puedan establecer, y eso permite la expresión de sentimientos que de otro modo pueden quedar ocultos. Puede emocionar, relajar, estimular, o sencillamente tener una experiencia grupal (en familia) que a veces las palabras no permiten.
En países como Estados Unidos, Canadá, China, Brasil, Australia o Reino Unido la figura del musicoterapeuta es habitual en hospitales, En Argentina la Asociación Argentina de Terapia Intensiva realiza actualmente un postgrado exclusivamente para musicoterapeutas. En España la situación es muy diferente, aunque luchamos para que la musicoterapia tenga el reconocimiento que se merece. ¿Cual es su opinión al respecto?
España es un país que no favorece todo lo que tiene que ver con la cultura, y con una mentalidad muy cerrada en cuanto a lo que pueden ofrecer otras terapias diferentes de las habituales. El sistema sanitario tiene una visión muy determinada (reduccionista) y la musicoterapia en muchos ámbitos se ve como una excentricidad o un simple entretenimiento, sin tener en cuenta sus valores terapéuticos y sus efectos beneficiosos en calidad de vida para el enfermo y la familia. Será muy difícil alcanzar esos niveles de otros países.
¿Pondría un/una musicoterapeuta en su equipo?
Ya lo hicimos. Desde nuestros inicios, la Fundación apostó por introducir la musicoterapia como uno de los servicios que ofrecíamos a los enfermos, cuando apenas nadie lo hacía, como un soporte más para mejorar su bienestar y calidad de vida. Yo personalmente siempre creí en su eficacia y así ha sido. La experiencia recogida en estos años ha sido muy positiva y muy bien valorada por los enfermos y por las familias.
El último año ha sido muy duro para todos pero especialmente para ustedes, los profesionales sanitarios. En determinados centros la figura del/la musicoterapeuta también ha ayudado a médicos, enfermeras, auxiliares, psicólogos, celadores… a gestionar la ansiedad, la depresión o el estrés. ¿Ha sido su caso?
En la Fundación no hemos utilizado ese recurso para los miembros del equipo, digamos que lo hemos gestionado de otro modo apoyándonos en la propia fuerza del grupo y de los propios proyectos que pusimos en marcha en plena pandemia. Podría ser una ayuda para sanitarios en situación de estrés, creo que el colectivo ha sufrido mucho y ha recibido muy escaso apoyo. Pero no sé si su mentalidad sería la de dejarse ayudar por un musicoterapeuta, tengo mis dudas.
¿Qué cree que puede aportar la Musicoterapia y la figura del / la musicoterapeuta al ámbito sanitario español en general?
Además de aportar valor en el sentido de la eficacia de su tarea, implicaría un cambio de enfoque en lo que el sistema sanitario prioriza, lo cual sería extraordinario si sucediera: poner de verdad en el centro a la persona y sus necesidades y su percepción de bienestar en lugar de poner los parámetros estrictamente médicos y biológicos.
Si tiene alguna anécdota, alguna petición o quiere explicar algún caso o aspecto concreto relacionado con la musicoterapia estaremos encantados de conocerlo.
El trabajo realizado por los musicoterapeutas en nuestra Fundación ha dejado muchas imágenes inolvidables. Ver cómo un niño severamente discapacitado sacude su cuerpo al ritmo de la música mientras sonríe, ver sonreír y mover los brazos a una niña muy pequeña con una gravísima enfermedad, ver a toda una familia cantando alegremente alrededor de su familiar enfermo, son solo pequeñas muestras de cómo, en ese contexto de auténtica vocación de ayudar y acompañar a las personas en su sufrimiento, la musicoterapia puede ser un instrumento extraordinario.
Como última cuestión ¿Podría compartir con #MTi alguna canción, melodía, obra musical significativa para usted? La incluiremos en la playlist de Otras miradas.
Pues es difícil escoger una canción en concreto. Como soy muy fan de los Beatles, elegiré una canción suya: “Here comes the sun”.
Le agradezco mucho su implicación en este proyecto Dr. Trallero. Creo que es muy interesante conocer el punto de vista de otros profesionales, en este caso, del ámbito sanitario, para poder evolucionar conjuntamente.
¿Morirme yo? No, gracias. La Vanguardia, 6 de abril de 2021
La cultura del cuidado. La Vanguardia, 3 de abril de 2021
Uno vive más cuando deja de intentar vivir más. La Vanguardia, 2 de marzo de 2021
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